
He escalado las cimas más altas,
he cruzado los ríos más profundos,
he soportado frios glaciales
y calores asfixiantes
para poder llegar hasta tus ojos
y encontrar el horizonte de tu mar.
Me aferré con delicadeza a tus brazos
segura de contar con su fuerza
para continuar mi búsqueda incesante...
esa que me llevara a tí,
esa que me acompañara en el camino.
Y he llegado a lo más alto
y, en tus ojos, he descubierto la paz,
la serenidad, el alma de la vida,
la vida de tu alma...
Y, como si de un estallido de cohetes se tratara
me he visto reflejada en ellos.
Blanca serenidad que me perturba
que me hace seguir y que me hace parar
sólo para coger aliento
y perderme en el mar de tu mirada...