viernes, 31 de diciembre de 2010

Maldita...navidad?

Ya se acaban las Navidades....por fin.

Y si. Digo "por fin" porque reconozco que desde hace muchos años, cada vez me gustan menos. Soy de las que dicen que, si me acostara el dia 23 de Diciembre y amaneciera el dia 7 de Enero...sería la releche.

Odio (mal término ese. Odiar no está en mi vocabulario, pero aqui lo coloco porque si) esos dias de hipocresias envueltas, de cariños incondicionales que siempre están condicionados a las circunstancias de cada dia, de felicitaciones envueltas en envidias escondidas....para proceder a desenvolverlas el dia 2 de Enero y que cada mochuelo vuelva a su olivo. Eso de soportar a mi hermano sus eternas charlas sobre sus viajes a tal isla o a tal pais...o a mi hermana sobre sus principescas hijas que tan bien lo hacen todo y lo monas que salen en la orla de la Universidad, o a mi madre, elogiando a sus hijos (entre los que me incluyo aunque yo no lo perciba...) lo guapisimos y buenos hijos y padres que son, a mis sobrinas con su edad del pavo y sus chismes de me gusta aquel tal o aquel cual otro...como que no lo soporto mucho.

Y tal vez sea un problema de que me estoy haciendo mayor. En menos de una semana me caerá un año más y subiré a la bonita cifra de los 45...todo un reto, teniendo en cuenta que aun sigo comportándome como si tuviera..23? jajajajajjaja....Entra la madurez completa en algún momento de la vida?

De momento, le he pedido a los Reyes basicamente un trabajo. Lo demás, será cuestión de buscar debajo de ese regalo todos los añadidos, que espero que sean muchos y beneficiosos. Ahhh..y salud. Mucha salud. Para disfrutar del trabajo (ya se sabe: el trabajo dignifica a las personas y yo hace tiempo que no soy "dignificada") y de la vida que sé que me espera con sus buenos ratos y, por qué no...sus sinsabores.

lunes, 12 de abril de 2010


He escalado las cimas más altas,

he cruzado los ríos más profundos,

he soportado frios glaciales

y calores asfixiantes

para poder llegar hasta tus ojos

y encontrar el horizonte de tu mar.

Me aferré con delicadeza a tus brazos

segura de contar con su fuerza

para continuar mi búsqueda incesante...

esa que me llevara a tí,

esa que me acompañara en el camino.

Y he llegado a lo más alto

y, en tus ojos, he descubierto la paz,

la serenidad, el alma de la vida,

la vida de tu alma...

Y, como si de un estallido de cohetes se tratara

me he visto reflejada en ellos.

Blanca serenidad que me perturba

que me hace seguir y que me hace parar

sólo para coger aliento

y perderme en el mar de tu mirada...